viernes, 19 de octubre de 2007

Descubriendo el mundo un miércoles

El reloj marca las 9. Lo primero de todo es terminar la práctica de Expresión Oral y Escrita. Para ello uso mi portátil. Mi cuarto está desordenado, pero una vez ordenado, parece otra cosa. Los vaqueros, la camisa y las botas marrones van bien para ir hacer los recados. La chupa de cuero, las gafas de sol y el casco, sin olvidar las llaves. Ahora ya estoy preparada para ir hacer los recados. Voy a ir en mi scooter.

Llego al Eroski. Hay una exposición de fotos que nadie se para a mirar. El de seguridad me hace guardar la cámara para entrar en el supermercado. Ya de vuelta, en el ascensor, un vecino, es el nuevo del séptimo, “yo al último” le digo mientras le saco una foto con cara perplejidad. Dejo las cosas y otra vez para abajo. El techo del porche ya está arreglado. En la pared hay un cartel de un concierto de Los Suaves, me viene a la cabeza: “Fuiste la niña de azul, en el colegio de monjas, zapatitos y coletas…”, al lado uno del koadrilen eguna. En la frutería está Elena, la tendera. Tres kilos de patatas. Me da los cambios y vuelvo. De camino al portal no puedo dejar de mostrar al mundo el Iratxo, bonito bar, es un bosque. El pescatero, Javier, tiene poca gente y está en la puerta de su negocio. Entro al lado, a por el pan. En el buzón hay cartas. Casi no puedo con todo.

Ya en casa, le sacó una foto la portada del periódico, hay que saber que ocurre en el mundo. ¿Alguien tiene vértigo? Pues que no mire por la ventana. Atiendo a mis pequeñines, un roble de Aralar y un haya de Bertiz. Hay manzanas del pueblo en la terraza, qué rico huelen.

Hora de preparar la comida. Tengo que pelar patatas. Han quedado bien limpias. En la cazuela hay liebre, de campo. El resto de la familia llegara a mesa puesta. La liebre hierve, es hora de añadir las patatas. Aprovecho para terminar las tareas, en el portátil. Un rico olor se extiende por casa, ya es hora de comer. De postre un poleo-menta. Tengo un rato de descanso, veré la televisión. El ordenador sigue encendido y alguien saluda por el Messenger a la vez que llega un mensaje al móvil. Preparo un bocata para la merienda. Me acuerdo de las obras de Barañain, desde aquí se ven muy bien. La mochila ya está lista. El mp3 y lista para ir a clase. La plaza donde he pasado tanto tiempo, donde hay hileras de castaños que le dan nombre, está vacia. La gente llega a sus casas, algunas paran a por pan. Los coches pasan veloces. En el suelo hay una gran hoja marrón de castaño. Llama la atención el escaparate de la Caja Laboral. Unas chicas toman el sol en la plaza del ayuntamiento. Un cartel dice “próxima apertura jueves 18”. Una hoja cae al suelo mientras una paloma pasea. Las madres, junto a los abuelos, van a por los niños al colegio. El patio está vacio. Un coche casi me atropella por andar distraida. En la guardería hay silletas de niños. Desde aquí se ve el Perdón y la Higa de Monreal. A estas horas, aún hay quien entra al instituto. En el patio permanece impasible el árbol de Aritz mientras un pequeño gorrión da vueltas a su tronco. En la pared pegado un cartel antimilitarista, al lado uno de IKA.

Una chica se mira al espejo para pintarse los ojos, mientras un perro ladra desde el interior de un vehiculo. Un niño en silleta descubre su biberón cuando pasa a la altura de un rosal. La línea 7 va casi vacía. Sobre el cielo azul primaveral se recorta un árbol sin hojas. Una pareja de abuelitos sentada toma el sol. Las tiendas ya han cerrado para cuando llego a los edificios más altos de Barañain. En un portal hay una fregona solitaria. El camión de la limpieza pasa mientras otros aprovechan a leer en el coche. Pasan dos ambulancias a gran velocidad. En la otra acera alguien pierde el autobús. Las obras de enfrente de maternidad también descansan.

El Hexágono, las 14:22. Hugo habla en la entrada. Las aulas de aquí son inclinadas. Mientras la gente llega a clase, un chico mira el móvil. El ascensor está abierto en el tercer piso, Enfrente el visu, y acomodados en las vitrinas diferentes aves. Llega Míriam, hoy se ha recogido el pelo. El chico de la mesa de enfrente se esconde tras un libro al verme con la cámara. La clase comienza y la gente se organiza en el aula. Se ven las ventanas de algún laboratorio. Toca cambiar de edificio, el semáforo pasa del rojo al verde. Junto a la ermita siempre hay gente. Desde aquí se ven los invernaderos. Un hombre que va en bici no puede subir la cuesta. Siempre se respira tranquilidad en esta zona del campus. El sol, travieso, se esconde tras una nube. En la hierba, una picaraza salta graciosa en busca de comida. Por detrás del Central, las hojas caen como si lloviese. El granado no pasa desapercibido, mientras el madroño intenta hacerle competencia.

Hay quien se va, en moto o en coche, otros aprovechan el césped del campus para disfrutar del sol, aunque también los muros. La escalera me lleva a la explanada del edificio de Comunicación. Siempre hay gente delante de esta mole de hormigón. En la entrada tienen flores moradas que alguien debería regar. Dentro, los árboles están encerrados y cobra importancia una vieja cámara de proyección. Las aulas, grises y monótonas, con sus sillas y mesas estáticas. Itziar ya ha llegado y saluda. Hablamos del concierto de Héroes del Silencio y se emociona. Mientras, la gente llega a clase y el profesor. Comienza la clase con el aviso de “no hay señal” de la pantalla. Recojo un poco mi desorden ordenado. Juan enseña el dibujo de Iokin, y mas tarde realiza uno para situar el Mercado de Santo Domingo donde será la siguiente práctica. Javier saluda y pregunta “¿Haciendo la práctica? “Si, espera, te saco unas fotos”.

Fuera, una grúa gira. Itziar está extenuada de subir la cuesta que lleva a Ciencias, donde ya han preparado todo para TeleNatura. Hay que pasar los dos transiberianos para llegar al aula, antes, Enrique saluda “Hola maja”. La clase ya ha comenzado, así que Itziar saluda en voz baja con un kaixo. Las sillas pueden acercarse a las mesas. Clase de Botánica Ambiental Aplicada impartida por Alicia Ederra. Es triste que las ventanas estén enrejadas. Míriam viene a saludar porque tiene clase. Enrique esta ocupado atendiendo a una de primero.

Como siempre se forma un atasco terrible en la salida. Hay quien corre para no perder el autobús que sale hacia Logroño. Taxis, como siempre, esperando ante la Clínica, al igual que la gente en las paradas del autobús. Siempre hay quien coincide con alguien. Llegan a por mi, un Skoda plateado. David saluda y me deja sacar fotos mientras conduce y pregunta acerca de la práctica.

Llego al portal y me cruzo con el vecino del octavo. Mi aita y mi ama están en la cocina, unas fotos rápidas y me voy. La luna ya asoma. Al Eroski, a pillar algo de papeo y a un pueblo perdido del valle de Ollo. La cena, las risas, la gente incordiando y una película en la televisión. Se hace tarde, hay que volver a casa.

La luna brilla más intensamente que antes, quitándoles protagonismo a las numerosas estrellas que aquí se ven. Hay poco tráfico. Ya he llegado, en casa todo el mundo duerme. Yo también estoy cansada, me voy a dormir. Buenas noches.

1 comentario:

Juan Canada dijo...

Excelente trabajo. Se nota que tienes alma de poeta! Has hecho una descripción muy sencilla y hermosa.

Gracias,

Juan Cañada