miércoles, 24 de octubre de 2007

Dime cómo es... el Mercado de Santo Domingo

Cuando a alguien le nombran Santo Domingo seguido de Pamplona, lo primero que le viene a la mente es San Fermín y sus archiconocidos encierros. Sin embargo, para los lugareños, Santo Domingo encierra tantos secretos como historias alberga. Y es que, a pocos metros de la Plaza Consistorial, se encuentra el Mercado Público de Santo Domingo, al menos desde el año 1876.

Posee dos entradas, una por la cuesta de Santo Domingo, y otra por la Mañueta, otra calle emblemática de está pequeña ciudad. Consta de 45 puestos distribuidos en dos pisos. Aunque la mayor parte de la planta superior esta ocupada por un supermercado. La mayoría son puestos son de pescado, frutas y verduras y carne.

Se trata de un espacio luminoso, cubierto de las inclemencias del tiempo de Pamplona, que por suerte hoy acompaña, y es por ello por lo que muchos padres y madres dejan a los niños un poco más de libertad que la habitual para poder jugar. Es imposible que no asome una sonrisa a los labios de cualquiera a ver a la chiquillería divertirse y correr alrededor de uno. También hay quien simplemente decide ir a dar una vuelta para pasar la mañana. Y por supuesto, en este caso, algún que otro compañero de clase.

Un mercado en el que se puede pasear sin prisas, juntarse con los vecinos y comentar si vienen o no los hijos a comer e incluso deleitarse la vista con los buenos productos de la granja, la huerta o el mar que se exponen en los puestos.

Más gente de la que se piensa acude a este lugar a hacer la compra de todos los días. Se trata de un lugar en el que la atención es más personal, más cercana, y aquel que atiende conoce las manías y costumbres de sus clientes, aprendidas a base de años de dedicación a su pequeño negocio y una amabilidad ilimitada. Un lugar donde todo el mundo tiene una sonrisa, una palabra amable, un bonito gesto. Un lugar donde no tienen cabida otros matices sociales, culturales, económicos o de cualquier otra índole, solo cabe lugar para el trato de personas hacía personas.

Un lugar entrañable en el que pasar un buen rato y aprovechar para abrir el apetito, que más tarde se saciara en alguna taberna de Estafeta o San Nicolás, o para hacer la compra de última hora. Y a pesar de todo, quedan espacios libres, para aquellos que deseen abrir un puesto.



Información: http://www.pamplona.net/VerPagina.asp?idPag=182&idioma=1

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